Palacio mental
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Todo empieza con un cuarto cerrado, con un asesinato inexplicado y con un detective que no lleva nombre (su función lo es todo). Lo acompañan su asistente, el entusiasta Silbano y el cabo Gutiérrez, que se queda a la entrada para que nadie venga a perturbar el trabajo de los investigadores. Hay también un cadáver, por supuesto, que acaso no está tan muerto como parece. Hay, asimismo, una serie de objetos, los del detective (una pipa, una lupa), y otros, contundentes, que podrían ser (o no) las armas del crimen. Pero el tema no es resolver el enigma. Whodunit? no es lo que cuenta. Se trata de explorar de manera exhaustiva el palacio mental del detective, lleno de callejones sin salida. Todo eso en un solo párrafo, en el que se va armando la tensión y aumenta poco a poco la cadencia, hasta que, finalmente, el relato se sacude como una coctelera.