Otro tiempo
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Nosotros, como otros fugitivos,
las flores incontables, que no saben contar,
y las bestias, que no necesitan memoria,
vivimos en el hoy.
Hay tantos que nos dicen que Ahora No,
tantos que han olvidado la manera
de decir Soy, y que procurarían
perderse, si pudieran, en la historia.
Saludando, pongamos, con tal estilo antiguo
la bandera oportuna en el sitio oportuno;
subiendo a duras penas con murmurar de viejo
la escalera del Mío, o Nuestro o Suyo.
Como si el tiempo fuese lo que ellos desearon
cuando aún se les daba en posesión.
Como si equivocados estuvieran
al haber desistido de ser parte.
No es raro, así, que tantos se mueran de tristeza,
que estén tan solitarios cuando mueren;
ni uno sólo ha creído o amado una mentira.
Pero otro tiempo tiene otras vidas que vivir.
“Otro tiempo” de W. H. Auden.
W. H. Auden (York, 1907 – Viena, 1973) es, sin duda, uno de los mayores poetas del siglo XX. Tanto en su etapa inglesa, izquierdista y de poemas vigorosos, claros, breves y llenos de encanto, como en una segunda, estadounidense, en la que amplía el poema en extensión y en pensamiento o miras religiosas -dos etapas que tienen en común la elegancia de su técnica y el frecuente sentido del humor-, Auden fue un renovador de la poesía en inglés, a la que aporta versatilidad, lenguaje coloquial y estilo “mandarín”, perplejidad y certeza, naturaleza y reflexión urbana. Otro tiempo, publicado en 1940, es un libro de transición entre las dos etapas del poeta, que aquí implica su verso en un orden verbal contra las tiranías, políticas o no. Desde una convicción de que la poesía no puede cambiar las cosas, expresada en el intenso poema “En memoria de W. B. Yeats”, este libro presta irónica voz a los fascismos y canción sin ironía a los perseguidos por Hitler -como su amigo el dramaturgo Ernst Toller, que se suicidó una vez a salvo, en el exilio- y a todo el dolor humano de un tiempo que, al cabo de medio siglo, no es tan otro como querríamos. Una impecable técnica, que es algo más que métrica, y una transparencia en la que no se habla de un hombre, sino del hombre, hacen de Otro tiempo un libro brillante y necesario, clásico por vivo y, en suma, magistral.