Nada desaparece para siempre
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En este día sólo necesitas
la inútil perfección de lo sencillo:
un macetero de barro barato
para la hierbabuena y la caléndula.
La infusión reposada ante un paisaje.
El olor de un puchero mientras hierve.
La limpieza y el orden como Ítaca
que anhelas alcanzar, pero no hoy.
Esa canción o libro aún pendientes.
En este día olvídate de urgencias:
la heroicidad de las pequeñas cosas,
la heroicidad de hacer ningún recado
son la razón de estar despierto hoy.
Madrugar con el único propósito
de esa taza, ese olor, esos quehaceres,
y ver pasar el día y no hacer nada.
“Pausa”.