Las enamoradas
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Viniste acompañado de hermosas mujeres que lloraban[tiradas en el suelo,
de hermosas mujeres que aun te esperaban
para enseñarte la carta de su intento de suicidio,
de hermosas mujeres que llamaban de madrugada
suplicando tu regreso.
Yo tenía poco más de veinte años
y era la traidora de todas las mujeres
que también me hubieran traicionado.
Más niña y más fuerte y menos temerosa,
veía pasar sus figuras sobre tus párpados dormidos
como sombras de presagios.
Y te veía temblar por el dolor de los amores perdidos
que te ansiaban como el primer día
después del encuentro,
sabiéndose olvidados.
El miedo es contagioso,
tiene manos que te rozan la cara mientras
duermes,
y tú sólo en sueños lo sabes.
Sus dientes te arrancan una a una las pestañas.
Y luego nadie te conoce.
En sueños, yo sé
que aquella niña que yo era
viene a buscarte
y yo, como todas aquellas mujeres
que pasaron días enteros
inventándome un rostro,
me quedo sola.
Y entonces llegan las enamoradas.
Y me abrazan.
Y saben, sólo en sueños,
que también en su nombre yo te amé.
“Las enamoradas”.