La noche en arras
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Ella poda los rosales
cada tarde,
en los pocos minutos que usa el sol
para venir a plomo sobre el mundo.
Separa con cuidado
las rosas deshojadas
y las deja caer, estrellas muertas,
junto a las vivas de sus pies.
En ella, en sus rosales, fruto no hay en el fruto:
fruto sólo es la flor.