Por José Antonio Castro Cebrián, LaJUnglaDElasLETras.
Me resulta muy difícil concentrar en unas pocas palabras la fascinación, y admiración, que me producen ciertos genios: los hacedores de filosofía, aquellos que filosofan más con la crítica que con el deslumbramiento. Para poder asimilar mi propia ignorancia, y así embadurnarme del pensamiento, la lógica y el conocimiento de esos ciertos genios, a veces siento la necesidad de dejar que sea el poso del tiempo el que me venza, es decir, dejo reposar en los recovecos de mi mente las impresiones que me han producido esas ideas manifiestas y vuelvo a ellas pasados unos días o unas semanas, así haya sido mi impresión.
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