Por Laura Freixas, Letas Libres.

“Los historiadores nos han dicho hace tiempo que el Rey nunca estaba solo. Pero es que en esa época, nadie estaba nunca solo”. Lo dice Philippe Ariès en su pionera, apasionante, Historia del niño y de la vida familiar en el Antiguo Régimen. La sociedad moderna en cambio inventa, no la soledad propiamente (la soledad buscada, con sentido, como la de los Solitaires de Port-Royal), sino una modalidad paradójica, monstruosa de ella: la soledad de millones de individuos que viven juntos, hacinados incluso, pero cada uno en su burbuja (casi la mitad de las viviendas de París las ocupa una sola persona). De eso trata Mis amigos, novela publicada en 1924 por un escritor francés, Emmanuel Bove, que gozó de cierta fama en vida y luego fue olvidado, hasta que el entusiasmo, entre otros, de Samuel Beckett y Peter Handke lo ha rescatado del limbo…

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