Por Marcelo Cohen, El País. España.
Hacia 1937, en una carta dirigida al crítico del London Observer John Davenport, Malcolm Lowry, entre la resignación y el pánico, reconocía percibir la inminencia inquietante de la locura y resumía su estado de ánimo en una frase tan alucinante como el conjunto de su obra: «Busco en el oscuro hueco que antes era mi mente.» En esa confesión quedaba cifrada la trayectoria de un hombre que escribió sobre muy pocos temas y cuya obra -cuya vida- constituye una de las pocas verdaderas leyendas de la literatura contemporánea.
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