Por Harrys Salswach, El Columnero.

Un anciano se siente desfallecer mientras camina por la calle, se recuesta en una banqueta junto a las puertas de un almacén para recobrar fuerzas y seguir andando; echa una siesta. Lo despierta un obrero y le pregunta si sabe qué van a despachar. Detrás del viejo se ha formado una larga fila que le da la vuelta a la cuadra. El anciano le responde al hombre que no sabe siquiera si ese almacén funciona, que se ha quedado dormido mientras recuperaba algo de energía…

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