Poesía sin estatua. Ser y no ser en poética
Peso | 275,00 g |
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La poesía no suele conformarse con ser el reflejo de una moral o acta de sentimientos que ya existían antes del poema. Para denostar la obra de dos poetas del siglo XX, Eliot y Cavafis, alguien habló de “pedestales en los que faltan las estatuas”, lo que tal vez valga como reconocimiento involuntario del mérito poético no sólo de Eliot y Cavafis, sino de Pound, Rilke, Saint-John Perse, Pessoa, Juan Ramón Jiménez, Wallace Stevens, Charles Olson, W. C. Williams, Kenneth White y otros. Si su poesía nos dice es porque no nos interesan especialmente los tiempos y los lugares, sino su médula: la fuerza de lo que el lenguaje recrea como esencial, o la fuerza de lo que el lenguaje de todos llevado a sus máximas consecuencias es capaz de convertir en esencial, en válido para lectores de distintos tiempos y de distintos lugares. Los poemas de estos autores tienen en común, por lo general, que objetivan en cierta “épica” interior la vivencia individual o colectiva, vivencia que por lo demás puede cumplir su función de ingrediente del poema como arqueología de piezas intactas, de restos que iforman.