Naturalidad del arte
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Al darnos cuenta un día, de la naturalidad y la verdad del arte, nos damos cuenta al mismo tiempo de la artificialidad y mentira de la crítica artística. Lo más patético del crítico de arte -de música, de poesía, de pintura- no es tanto que se equivoque y no entienda, sino que entiende de una cosa que… no comprende. Claro que sería injusto pensar que sólo el crítico no comprende; pero los no-críticos, al menos, no entienden de lo que no comprenden y, por lo tanto, no se produce en ellos el disparate que se produce en el entendedor, en ese entendedor que no comprende.
Entender, lo que se llama entender de algo -de música, de poesía, de pintura-, no es que sea muy fácil, pero se puede conseguir con un poco de tiempo, una cierta inteligencia y una buena cantidad de aplicación. Comprender es un acto más bien seco y rotundo, muy rápido, además pues a la sola aparición del sujeto en cuestión, éste debe ser instantáneamente comprendido por nosotros de un solo golpe, de una vez por todas, o no lo comprenderemos nunca.