Escrito en Missoula
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La primavera ya había comenzado
pero el invierno no quería irse.
“¡Qué clima tan extraño!”comentaba la gente.
Y miraba al cielo en busca de una nube,
un rayo de sol, una gota de lluvia.
En las oficinas se hablaba del calor.
Las ardillas correteaban felices y los niños
hacían cola en las piscinas públicas. (Sus madres
recortaban poco a poco sus vestidos
y los árboles danzaban
como si hubiera empezado la fiesta.)
Hasta que una noche cayó nieve.
Del cielo desatado cayó nieve sobre las oficinas,
sobre las escuelas y los supermercados,
Sobre las ardillas felices y las piscinas públicas.
Fue el día que murieron los árboles.
Sus ramas no soportaron el peso de la nieve.
Y se fueron sin conocer la primavera en Missoula.
“El día que murieron los árboles”.