Cub. Dia Tras Dia

10,00 

Autor/s: Tomás Segovia
Año: 2005
ISBN: 84-8191-695-1
Nº de edición: 
Encuadernación: Rústica
Formato: 22×14 cm
Páginas: 68
(Próximamente extracto y cubierta)

Día tras día

Peso 95,00 g
Autor

No sé cómo lo hice

Pero sé que en algún momento

Tengo que haber soltado no sé qué pesantez

No sé qué bulto de mi vida

Para poder así sonreír hoy a esta belleza

De eterna desmemoria

Sin que la limpidez inesperada de mi aliento

Empañe este cristal frío y sin bordes

Desde cuyos dos lados nos miramos.

 

La poesía de Tomás Segovia ha estado siempre ligada a la vida, a la existencia, a la peculiar manera de ser que llamamos “ser humano”. Toda escritura es, para Segovia, un tiempo recuperado para sí mismo, pero ese sí mismo está muy lejos de una autocontemplación o de un mirarse el ombligo; al revés, se trata de una ofrenda -una entrega- al otro, un diálogo, en el que el poeta se pone siempre en juego, y se pierde para poder ganar el tiempo, nuestro tiempo. El tiempo en la poesía de Tomás Segovia es una constante, pero no como valor en sí sino como espacio habitable, por eso en su escritura la duración no es nunca una inmovilidad absoluta, lo que implicaría la desaparición, ni un acontecer instantáneo, límite absoluto de la velocidad de su transcurso. Al contrario, es un tiempo humano y a la vez natural, como el que da el año, las estaciones o -tal vez de manera más precisa- el día. Ese lapso que transcurre y renace una vez tras otra, que da la sensación más palpable de duración, a la vez mitológica y cotidiana. Por eso su sucesión, el ir uno seguido del otro, paradoja más allá de la aritmética, en donde se es otro, segundo, sin dejar de ser uno, primero, y cuya suma llamamos vida. A la vez esa sucesión es también un elemento del espacio: hay un día detrás del día, no como ocultamiento, sino como revelación, como horizonte. Pero, agregaría el poeta, esa revelación no es -o no debe ser- un hecho excepcional. Los cambios de luz, el vuelo de los pájaros, el paso de una nube, el soplo del aire, una mirada entrevista, el timbre de una voz adquieren un nuevo sentido, son como los segundos de un reloj que no mide el tiempo de manera uniforme sino que lo señala emotivamente sorprendido de que de nuevo el día recomience, siempre igual y siempre distinto. Por eso, si bien se podría decir que cada poema habla de lo mismo, nunca hay monotonía. Por eso este Día tras día es una nueva confirmación de la extraordinaria poesía que Tomás Segovia escribe.

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