Del espíritu. Heidegger y la pregunta

“VOY A hablar del espectro, de la llama y las cenizas”. Estas son las primeras palabras de una conferencia sobre Heidegger. Se nos propone aquí un nuevo recorrido que no tiene nada que ver ni con el comentario “interno” ni con la requisitoria avalada por documentos “externos”, por necesarios que estos sean, siempre dentro de unos límites. Se trata, una vez más, del nazismo, de lo que queda por pensar del nazismo general y del nazismo de Heidegger. Pero también de las “políticas del espíritu”, de las declaraciones sobre la “crisis del espítiru” y sobre la “libertad del espíritu” que se pretendía entonces, y que todavía se quiere hoy día oponer a lo inhumano (nazismo, fascismo, totalitarismo, materialismo, mihilismo, etc.).

Ahora bien, es precisamente a partir del “Discurso del rectorado” (1933) cuando Heidegger eleva un himno al espíritu. Seis años antes, había decidido “evitar” esta palabra, más tarde la había encerrado entre comillas. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿ Por qué no nos hemos dado cuenta antes? Lo mismo que hoy en día, la invocación del espíritu quería ser una meditación sobre el destino de Europa.

Así sonaba la elocuencia de los grandes “espíritus” europeos, la de Valéry, la de Hussel y otros tantos –cuya “politica” es a menudo menos inocente de lo que se cree–.