Cartas a un amigo
Peso | 215,00 g |
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Autor |
Esta extensa correspondencia, extensa tanto en el número de cartas (85 en total), como en el tiempo que transcurre desde la primera a la última (1944-1979), tiene un solo destinatario: Salvador Moreno, artista mexicano, hijo de padres gaditanos y amigo de los amigos españoles -artistas y escritores- desde que éstos, siendo él muy joven, llegaron a México como exiliados.
Al igual que en otros escritos autobiográficos de Gil-Albert, la materia personal surge aquí al hilo de la memoria generacional, expresada con su característica prosa memorialista de admirable movilidad. Dos poemas inéditos de Juan Gil-Albert, un artículo de Gerardo Diego sobre el poeta y una introducción del profesor Luis Maristany completan este volumen.
Juan Gil-Albert (Alcoy, 1904 – Valencia, 1994). Poeta, narrador y ensayista, estudió en Valencia, sin acabarlas, las carreras de Filosofía y Letras y Derecho. En plena Guerra Civil, fundó, con Rafael Dieste, Ramón Gaya y María Zambrano la revista Hora de España, de la que sería secretario. Colaboró asimismo con El mono azul y participó en el Congreso de intelectuales antifascistas de 1937. Tras la guerra se ve obligado a exiliarse en un campo de concentración en Francia, y posteriormente en Argentina y en México, país en el que colabora en publicaciones como Taller y España Peregrina, de donde regresaría en 1947. Desde esa fecha se enclaustra en Valencia, donde se dedica únicamente a escribir. Sus primeras obras fueron en prosa: La fascinación de lo irreal (1927), Vibración de estío, (1928), Cómo pudieron ser. Galerías del Museo del Prado, (1929), Gabriel Miró. El escritor y el hombre, (1931), Crónicas para servir al estudio de nuestro tiempo, (1931), si bien pronto se decanta por la poesía, en donde, tras un cierto barroquismo y las influencias propias del surrealismo, se adentra en el conflicto bélico sin panfletismos y con acentuado desengaño. Sus principales poemarios son: Misteriosa presencia, (1936), Candente horror, (1936), Los nombres ignorados, (1938), Las ilusiones, (1945), El existir medita su corriente, (1949), Concertar es amor, (1951), Poesía, Carmina manu trementi ducere, (1961), A los presocráticos, seguido de Migajas del pan nuestro, (1963), la antología Fuentes de la constancia, (1972), La metafísica, (1974), Homenajes e impromptus, (1976), El ocioso y las profesiones, (1979) y Variaciones sobre un tema inextinguible, (1981). Su Poesía completa, está reunida en un volumen exhaustivo editado por Pre-Textos en 2004. A estos títulos hay que añadir libros en prosa, donde conviven las memorias con el ensayo, la crítica, la autobiografía o la crónica. En 1982 recibió el Premi de les Lletres Valencianes, y es ahora, tras su muerte, cuando comienza, por fin, a reconocerse la valía intelectual y literaria de Gil-Albert.