Algunas cartas
Peso | 100,00 g |
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Autor |
“Querida amiga Laurette: hace unas semanas pude ver, finalmente, en el Museo de Brujas, el retrato de Margarita Van Eyck. Todo ese minucioso lenguaje -restos de un primitivismo ya en fuga- que tanta presencia tiene en la reproducción que le envío, en la realidad desaparece, queda borrado, anulado por el torrente de vida viva que hay en todo el cuadro. Hablar aquí de dibujo y de color -como hacen los críticos_ es una tontería, claro está, porque los azules y los malvas de ese rostro no son delicadísimas manifestaciones de color, sino de sangre, y la cárcel del dibujo se abre de pronto de par en par.
(…)El Van Eyck es lo que yo entiendo por creación total, completa. La creación es una acto naturaleza, un poder -el más grande, pero es un poder humilde:?la creación es la humildad del creador, quiero decir que el creador está sometido a ese poder suyo, y cumplirlo no puede ser nunca un alarde, sino una humildad. El arte, en cambio, es un alarde, un mérito, un orgullo, porque es la versión demoníaca -me atreveré a decir- del acto de crear. El demonio no puede crear nada, pero puede, claro, fingir que crea; aunque olvida un detalle que lo delata: olvida esconder su alegría.
El creador, por el contrario, no puede, ni quiere, estar contento ni triste de su poder, sino conforme.” Ramón Gaya. “Cartas a Laurette Sejorunée”, París 13 de diciembre de 1952.
Ramón Gaya, colaborador de las Misiones Pedagógicas y exiliado tras la Guerra Civil, primero en Francia, luego en México y en Italia, nos ha dejado con sus pinturas y sus escritos una propuesta artística única en el panorama español que está hoy de plena actualidad porque plantea unas serie de interrogantes que no se circunscriben únicamente al terreno del arte y de la literatura, sino que invitan a una reflexión acerca de los problemas de la cultura contemporánea en general.