Por José Luna Borge, en Clarín

Desde muy niño, Edward Thomas pasa las vacaciones en casa de sus tías paternas galesas y visita con frecuencia a su abuela en Swindon, en el condado de Wiltshire, entre Cadiff y Londres. Allí conoce a niños campesinos con los que juega y a un viejo ex soldado y cazador furtivo que le va a iniciar en los secretos del campos, en la caza y en la pesca. Se aficiona a la vida campestre, colecciona mariposas y huevos de ave, pasea y lee sobre la vida campesina y sobre la naturaleza…
El milagro de su poesía y lo que la distancia del romanticismo es que a partir de un hecho de la naturaleza nace el poema, pero, y aquí reside la gran diferencia, a través de ella el poeta observa y siente lo humano…

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