Por Victoria M. Niño, El Norte de Castilla.

Es de la condición del literato-showman, del dandy consagrado a quien le precede su estética. Luis Antonio de Villena volvía al «frío» Valladolid, protegida la garganta con dos martas de su madre, mitones rosas en las manos a juego con calcetines cortos del mismo color sobre otros negros de rombos, y sombrero también negro. Cultiva rarezas tras las que se esconde y a veces aflora el niño tímido que fue, para disolver de nuevo la imagen con los brillos de sus anillos…

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