La editorial Pre-Textos, de Valencia, que ya hizo una magnífica edición de la novela inédita Fresdeval, acaba de publicar dos libros que, por su carácter histórico, y hermenútico, acerca de las notas inéditas de Azaña que se encontraron en el 84, se impone analizar, o al menos, reseñar.
Sólo un hermeneuta, casi un egiptólogo del azañismo, podría haber realizado esta labor: Enrique de Rivas, con toda probabilidad el hombre que más y mejor conoce los textos de su tío, no en balde es hijo de Cipriano de Rivas Cherif, el gran amigo, luego cuñado, de Azaña.
Enrique de Rivas, poeta notable, tiene además de un exhaustivo conocimiento de la época y, naturalmente, de los personajes, una sensibilidad literaria que le permite captar el matiz, el detalle, la intención de cada palabra. Sólo él podría haber realizado una obra así.
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