Por Víctor A. Gómez , La opinión de Málaga.

De un tiempo a esta parte, María Victoria Atencia vive una etapa agridulce. Amarga por la desaparición de su marido, el escritor Rafael León –«mi maestro en tantas cosas y en particular en mi vida literaria», suele comentar–; suave al paladar por los numerosos reconocimientos que, por fin, está recibiendo la poetisa: el nombramiento del doctor honoris causa por la UMA, el bautizo de una calle con su nombre y apellidos, el hecho de ser la autora del año de la Junta de Andalucía y, hoy, recibir el Premio Real Academia Española (RAE) por su obra El umbral (Pre-textos)…

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