Por José María Martín, Cordópolis.
Leo el diario de Juan Bernier (Pre-Textos 2011), y aunque es poco lo que llevo leído me asombra esa generosidad del poeta para, al final de su vida, desnudarse de esa manera tan sincera. Como el ejemplar que manejo es prestado (hace tiempo de ello, prometo devolverlo) me resisto a subrayar o a doblar las esquinas a modo de pista para una relectura. Así es como yo marco los libros, tras años sin hacerlo, como si hubiera heredado el mandato infantil del cuidado de los de la escuela…
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