Por Fernando Pérez Ávila / César Romero, Granada Hoy.

Rubén Salas es un hombre maduro, que se dedica en la Nueva York anterior a la caída de las Torres Gemelas a ser eso tan difuso, un gestor cultural en la capital del mundo. Un señor que lo mismo debe buscar el espacio adecuado para la conferencia de un escritor plomizo representante de las viejas letras castellanas que organizar la visita de uno de nuestros muchos presidentes o consejeros autonómicos, seguidos de su numeroso séquito, tan rumbosos con el dinero público en los años previos a las vacas flacas…

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