Por Jorge Edwards, La Segunda.
Después recibo el nún1ero ele octubre de “Cuadernos hispanoamericanos” y me encuentro con un ensayo sobre la poesía de David Rosemann-Taub. Creo que vi por última vez a David Rosenmann-Taub un mediodía de mayo de 1952, en el café Sao Paulo de Santiago, un establecimiento profundo, oscuro, que se encontraba al lado del antiguo Teatro Real, en esquina encontrada con la Plaza de Annas. Son lugares de la memoria, pronto convertidos en lugares de la mitología…
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