Por Luis Pardo, Hoyesarte.

Fue lo más parecido que uno pueda imaginarse a un crítico de música y fue también lo menos parecido a lo que uno entiende por un crítico musical. El poeta Gerardo Diego (1896-1987) hizo cientos de crónicas, perfiles, análisis e incluso programas de mano pero también tendía a salpicar de poemas sus textos o los recitaba en sus conferencias, tocaba piezas al piano aprovechando su formación musical en las charlas que daba sobre la materia y solía contar cómo conoció personalmente a algunos los músicos por cuya obra sentía devoción…

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