Se ha dicho que la divulgación de memorias, diarios, autobiografías y otros escritos semejantes es un signo de civilización. Más o menos fieles a la verdad o con ella disimulada o falseada, estos textos han recuperado su lugar editorial en los últimos lustros. El género autobiográfico goza hoy de buena salud entre nosotros. A los diarios de Ana María Matute, M. Delibes y Torrente Ballester, aparecidos hace ya tiempo en publicaciones periódicas, han seguido las memorias de F. Ayala, J. Goytisolo y C. Barral. A estos autores ya consagrado se suman ahora escritores jóvenes cuyas ideas empiezan a interesar a editores y lectores. Entre los de más reciente aparición hay que recordar libros como Retiro lo escrito, de J. A. Masoliver Ródenas y La negra provincia de Flaubert y Literatura, amigo Thompson, de J.Sánchez-Ostiz. En estos predios se sitúa también El gato encerrado de A. Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953), autor de varios libros de poemas y de la novela La tinta simpática, 1988.
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