Por María José Obiol, en El País. España

DETRÁS DEL hierro forjado que protege el ventanal, esta lectora ya observa con atención los cuadernos y los instrumentos ópticos que hay esparcidos por la habitación. Es prodigioso, pues desde el primer instante ya estoy dentro de la casa junto a un narrador que me hace mirar a ese hombre que es Baruj Spinoza, cuyas rodillas hincan el suelo mientras con la cinta de medir determina el tamaño de un mueble. Dice el autor de El cristal Spinoza, que a este libro tan singular le gustaría que se le definiese como “ficción filosófica”, pues recupera la historia del filósofo barajando frases de otros halladas en biografías, documentos, escritos y cartas… Ver reseña completa aquí