Por María Inguilan, tras la cola de la rata.

Imaginemos el contexto a mediados del siglo XVII, en la que prima la obediencia bajo una dominación religiosa con mucho poder de persuasión, donde el mandato divino de Dios dicta obedecer las leyes sagradas, dado que esto implica obtener, bien un castigo o un premio, el infierno o el cielo; no queda más que obedecer. Llegará para la época un personaje con carácter crítico e intelectual que pondrá en duda muchos de los argumentos dados por los ortodoxos para explicar las Sagradas Escrituras…

Leer la reseña completa aquí