Por Manuel Arranz, Letras Libres.

“Identificarse con los propios estados mentales es la condición natural del ser humano; observarlos no es propio de esa condición, es el resultado de un entrenamiento, algo así como un ejercicio de esquizofrenia controlada”, leemos nada más abrir estos Diarios indios de la filósofa y poeta, o viceversa, Chantal Maillard. Y tiene razón. Que la observación es el resultado de un aprendizaje, nadie lo discutirá. Y que la observación cambia al objeto observado tampoco, creo yo. Claro que en este caso –en el caso del libro de Chantal Maillard, me refiero–, no estamos hablando de un objeto de observación cualquiera, un cuadro por ejemplo, o tal vez un paisaje, sino de un sujeto, un hombre, o una mujer, que por añadidura somos nosotros mismos…

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