Por Joaquín Albaicín, Cultura Transversal.
Fue en 1940 cuando mi abuelo, por mediación de Zuloaga, que acababa de retratarlo al óleo y vestido de luces, conoció a José María de Cossío en la tertulia taurina y literaria congregada en torno a él en el Lyon D´Or, donde ahora hay un Nebraska (enfrente, en el emplazamiento del mítico Fornos, abre hoy sus puertas un Starbuck´s). Ni mucho menos imaginaba Rafael Albaicín, rápidamente incorporado como contertulio fijo a aquel cenáculo frecuentado por Camba, Cañabate, Belmonte, Sebastián Miranda, Neville, Pepe Luis, Conchita Montes, Domingo Ortega… que Cossío iba a sacar de pila a la hija que todavía le faltaban dos años para tener, ni que ésta se convertiría en una renombrada bailaora…
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