Cajón de Dante, sección dominical con cadencia quincenal, es una galería de textos de diversos estilos, géneros y tendencias, en que se mezclan de manera plural diferentes autores y temas. La finalidad es dar a conocer trabajos literarios de autores Pre-Textos que por distintas razones todavía no han sido publicados y que reposan en los cajones de los escritorios de sus autores o en los de la propia editorial.
En esta décimo octava entrega estamos con José Teruel, profesor titular de Literatura española en la Universidad Autónoma de Madrid. José Teruel nos ofrece un conjunto de textos poéticos en torno a un lugar, Duke, y un escritor, Luis Cernuda. A través de ellos nos llegan el eco de una realidad que causa el olvido de sí mismo, que presenta una contemplación en forma de bisturí y finalmente alza un tiempo rescatado.
José Teruel ha sido profesor invitado en Duke University y en la «Escuela Española» de Middlebury College. Entre sus publicaciones destacan los libros Los años norteamericanos de Luis Cernuda (Pre-Textos, 2013) con el que obtuvo el último Premio de Investigación “Gerardo Diego”, La joven poesía española del medio siglo (1992), Otro marco teórico para el medio siglo: la poesía de Miguel Hernández (2000), El trampolín y el atleta. Un estudio sobre “Los placeres prohibidos” (2002), y las ediciones de Cinco lecturas de Luis Cernuda en su centenario (2002), Poesía española. Antologías de Gerardo Diego (2007), Tirando del hilo de Carmen Martín Gaite (2008) y la Correspondencia entre esta autora y Juan Benet (2011). Es también autor de dos libros de poesía: Como jamás cuerpo de amado (1992) y La soledad de los nombres (2000).
EN DUKE UNIVERSITY, RECORDANDO A LUIS CERNUDA
1
Atento a la sorpresa
que el cambio de lugar siempre propicia,
salí fuera de casa,
para volver a la casa
de la que siempre estaré partiendo.
2
Esta mañana con sol de primeros de marzo
salí a la calle esperando encontrar algo, mirar afuera.
La luz de los árboles y algún viandante
hicieron que durante unos minutos me olvidara de mí mismo.
Esta mañana con sol de primeros de marzo
me obligó a levantar la vista
y ver sólo lo que estaba ocurriendo,
diciéndome esto es lo que importa y nada más.
Pero, como siempre, mis pensamientos se fueron dispersando
y volví al curso de mis meditaciones habituales:
si sería mejor o necesario, si posible o conveniente…
Volví al viejo curso de todo lo que creí olvidar esta mañana misma.
Aunque por unos minutos se impuso la luz de la mañana,
ese olvidado sabor a hoy mismo,
y conseguí devolver el rostro a todo lo que me ofrecía,
todo lo que he pisoteado en todas las mañanas de este mundo,
ocupadas en pensar en mañana.
3
Esta tarde en el Fine Arts de Boston
contemplo el retrato de fray Hortensio Paravicino.
Ante este cuadro se detuvo también Luis Cernuda,
preguntándole y preguntándose,
con la sorpresa inquieta de quien a sí mismo se mira,
que es lo que aquí les trajo.
Yo en el cuadro al poeta miro:
quiero anota este extraño acorde,
al contemplarme ausente y terminar mirándonos.
4
El insomne amante piensa,
mientras el dormido amado
sueña en otra cosa.
Así invierte Amor
la postrada imagen
de quien buscó el placer
y encontró el deseo.
Durham, 1993