Cajón de Dante, sección dominical con cadencia quincenal, es una galería de textos de diversos estilos, géneros y tendencias, en que se mezclan de manera plural diferentes autores y temas. La finalidad es dar a conocer trabajos literarios de autores Pre-Textos que por distintas razones todavía no han sido publicados y que reposan en los cajones de los escritorios de sus autores o en los de la propia editorial.
Dentro del vigésimo primer Cajón de Dante tenemos a Pablo Fidalgo (Vigo, 1984) y estos tres fragmentos de un libro futuro. Desde 2004 forma parte de la compañía teatral La Tristura, con la que ha estrenado las obras La velocidad del padre, la velocidad de la madre (2006), Años 90. Nacimos para ser estrellas (2008), Actos de juventud (2010), Materia Prima (2011) y El Sur de Europa. Días de amor difíciles (2013). Ha publicado los libros de poemas La educación física (Pre-Textos, 2010) y La retirada (Premio Injuve, 2012). Mis padres: Romeo y Julieta es su última y recientísima publicación.
Tres fragmentos de un libro futuro
Para A.
Valencia, 2005
Si dejas en el mar a un recién nacido
es capaz de nadar perfectamente.
Mis amigos siempre decían lo mismo
todo lo que sabes lo aprendiste
antes de cumplir tres años, antes de la separación.
No aprenderás nada nuevo nunca más.
Sigo abriendo la boca dentro del agua
para asegurarme que la sed es toda mía.
Decían solo haces bien las cosas pequeñas.
¿No crees que luchar por los restos materiales
es una forma extrema de expresar el amor?
¿No es una última pelea por la verdad
cuando ya no existe la justicia?
Siempre fuiste ajena, solo el deseo de juventud
unió nuestras vidas violentas.
Una vez entramos vestidos en el mar y fue perfecto.
Busqué el momento de vencer tu resistencia
cuando tu veneno aún no significaba nada.
Tú me amabas, me tocabas, me discutías
mientras mujeres enfermas morían a mi alrededor.
Las actrices y las furias se tocaban
a través de mis brazos heridos y de la sal.
He comprendido de una vez por todas
por qué no debía acercarme a los desconocidos.
Sé que aún he de aprender una última cosa
pero aún queda tanta vida por delante
que por primera vez no necesito darme prisa.
Tú y yo amamos esta generación de recién nacidos
que necesitan que alguien los lleve al mar adecuado
para nadar y sentir que llegarán lejos
sin ocupar el lugar de nadie más.
.
Panarea, 2013
Un joven ciego, viajando solo,
con su perro, camina solo por el muelle.
¿Puede ver algo? ¿Homero? ¿Edipo?
¿Es su último viaje antes de perder la vista del todo?
¿Es el último amor? ¿El fin de la civilización?
¿El fin de la vergüenza?
El barco se detiene, el perro se baña con él.
En la isla se queda solo, algunos se ofrecen acompañarlo.
Pero él pide soledad extrema para diferenciar
el olor de este mar, la fuerza de este viento.
Este es, de repente, el último verano.
Si el perro mira a un sitio, él también mira.
El perro que me asustaba ha cambiado mucho. Ha madurado.
No exige nada, no es como un padre ni como un hijo,
es un ser superior que te inicia en el mundo.
Los ojos del joven, que no se ocultan,
son iguales que el mar de esta isla.
Mi deseo es ser protegido así, por los dioses, cada verano.
Que mi forma de ver sea una sola
y que se pueda ir perdiendo lentamente
hasta que mi vida acabe.
Y el deseo inexplicable y absoluto
de que ese perro sagrado sea mío.
.
Vigo, 1937. Rafael Lareo. In memoriam.
Este es el momento de que los hijos
de los neutrales y de los asesinos
pidan perdón. Ha de ser un acto íntimo y público
y solo por él pasa nuestro futuro.
Aunque creas que me he tomado la historia muy en serio
ya no hay vuelta atrás.
He de pasar el miedo que mis abuelos no pasaron
no para mejorarlos, sino para ser yo mismo.
Somos seres históricos, conciencia fuera del tiempo,
niños enfermos, políticos viejos y resistentes
que se enamoran por primera vez.
España se arrastra como una tragedia,
la misma cantidad de valentía y cobardía.
Después de tantos años estudiando
sabemos cómo ganar la batalla tan fácilmente
que nuestros inocentes antepasados nos avergüenzan.
Somos hijos de todo aquello que nuestros abuelos
omitieron hasta convertir en verdad.
La transición rompió nuestro relato
pero un hombre que está pidiendo perdón
no ha de consentir otra amnistía.
Nosotros que no tendremos hijos
cuando hemos sido concebidos solo para eso
¿no deberíamos pensar en matarnos
para que nuestra vida haga efecto?
Conseguimos acabar con la mentira, ahora nos queda
morir dignamente enamorados.
La historia siempre tuvo claro lo que quería de nosotros.
Y nosotros queremos dárselo.
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