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Cajón de Dante, sección dominical con cadencia quincenal, es una galería de textos de diversos estilos, géneros y tendencias, en que se mezclan de manera plural diferentes autores y temas. La finalidad es dar a conocer trabajos literarios de autores Pre-Textos que por distintas razones todavía no han sido publicados y que reposan en los cajones de los escritorios de sus autores o en los de la propia editorial.

Cajón de Dante cumple veinte entregas con la presentación de cuatro poemas inéditos de Ada Salas (Cáceres, 1965), independientes entre sí, textos repletos de invitaciones a buscar el envés de los mismos y de vías secretas que entreabren respuestas. En todos ellos ahonda en las constantes de su creación y amplifica su sentido e intensidad, las mismas constantes que encontramos en su última y recientísima entrega poética, Limbo y otros poemas.

Pero Peyrol sabía ser paciente, con esa paciencia que tantas veces resulta una forma de coraje. Se le conocía por eso y le había venido muy bien en varias situaciones peligrosas. Una vez llegó a salvarle la vida. Pocas cosas como la paciencia. Podía esperar. Y esperó

Joseph Conrad

Conrad piensa y construye
un personaje (hacer
un personaje). Un personaje
cuya extrema virtud
es la paciencia. Una paciencia
que
se parece al coraje (lo siento
no es posible
evitar esa rima). Y decide
esperar
porque
alguna vez en caso
de peligro –de terrible
peligro
no hemos de olvidar que el respetable
ciudadano Peyrol
es un pirata–
le ha salvado
la vida.

.

Un río sueña en un lugar oscuro
de mi corazón
papá
(yo nunca
te llamé padre. Yo nunca
te llamé.)
Suenas y sueñas en una confluencia paralela
a mi vida (a mi vida qué extraño
escribir esto: mi vida).
Un río
entre el mundo
y mis ojos (el mundo: no consigo
mirarlo).
Ese río se llama por qué
de tu bigote
-tan tierno y tan severo-
cae
algo
que no puedo abrazar.
Una distancia.

.

Como el buen nadador no lucha
con el agua. Extiende un brazo y crece
en ese gesto
y luego
trae el agua hacia sí
batiendo con los pies sin casi hacer espuma
y luego el otro el brazo
en una entrega
parecida al amor
–sin ninguna tensión y con todos
los músculos
activos
sin embargo –.

Escuchando en el agua lo que en el cuerpo
es agua. Naciéndose
en el agua.

Nadándose a sí mismo.

.

Como si fuera el único animal
sobre la tierra
lo vi
cruzar el río
subir veloz el monte
saltar
sobre el camino a sólo
unos pasos de mí
detener su carrera
y en un espacio inmenso de tiempo detenido
enseñarme su grupa
y volver
su cabeza de rey.
Qué buscaba en el centro
vital
de mi cerebro.
No soy la muerte
dije
desde allí. Algo
como un silencio
-la explosión de un silencio-
enmudeció la tarde.
Con una lentitud que me dolía
giró su bello cuello de belleza imposible
y se hundió entre la sombra –su marcha
inalcanzable
braña arriba-.

Las puntas de tus cuernos
han clavado mis pies a aquel camino.

+ Ver más información del libro Limbo y otros poemas de Ada Salas editado por Pre-Textos