Hoy, como cada lunes, volvemos a presentaros un ejemplo de librería que, por su labor, su oferta y sus criterios propios, constituye una excepción en el panorama nacional e internacional de las librerías literarias.
El homenaje de hoy es para la uruguaya librería La Lupa Libros, de Montevideo, probablemente la librería más pequeña que hemos incluido hasta la fecha en esta guía.
La Lupa se encuentra en el barrio viejo de la ciudad, en la calle Bacacay, junto al famoso café Bacacay, uno de los más tradicionales de la capital uruguaya. Lo primero que llama la atención son sus dimensiones: unos dos metros de ancho por unos once de profundidad, que incluyen un pequeño altillo donde se organizan exposiciones de artes y pequeños conciertos.
Pero lejos de ser una limitación, la superficie de la librería es más que suficiente para albergar una cuidada selección de los mejores títulos de narrativa, ensayo, poesía: aquí no encontraremos bést-sellers en los estantes principales, “los guardamos en muy poca cantidad en una zona separada, casi escondida”, confiesa Julia Ortiz, empleada de la librería, “están confinados en una especie de mazmorra”, añade.
Jorge Larrosa, su dueño, siempre pronto a entablar conversación, suele recibir a los visitantes con un “¿Puedo ayudarte en algo?”, para a continuación explicarte que allí “no hace falta comprar, aquí se puede venir a conversar, leer, mirar o pasar el rato”.
Y eso es lo que suele hacer este amante de la cultura que no duda en contar, a quien tenga ganas de escucharle, anécdotas sobre escritores, sobre libros o sobre los avatares de la librería, narraciones a veces íntimas, a veces comunes a todo un pueblo, como la lucha contra la censura impuesta por los militares tras el golpe, lucha que a él lo llevó a la cárcel durante cinco años, primero, y al exilio, después.
Además Larrosa gusta de contar que, de regreso de Viena en 2007, decidió abrir La Lupa, esta librería a escala humana donde la conversación es uno de los pilares fundamentales y donde en caso de que uno no encuentre allí el libro que busca, él mismo se encargará de sugerir otra librería en que pueda hallarlo sin problemas: lo importante es intentar que sea un lugar donde amigos y visitantes puedan sentirse a gusto y compartir el encanto de un espacio compuesto de libros, charlas, música y arte.
De hecho, cuando las tiendas cierran sus puertas a las 14 horas del sábado, La Lupa empieza su conversión temporal y se prepara para albergar actuaciones musicales que empiezan a las seis de la tarde y que suele frecuentar un nutrido público que atesta las dependencias y a menudo llega hasta en calle.
Desde aquí, nuestros mejores deseos para la librería La Lupa Libros y para sus lectores.
Que tengáis buena lecturas…