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Hoy, como cada lunes, volvemos a presentaros un ejemplo de librería que, por su labor, su oferta y sus criterios propios, constituye una excepción en el panorama nacional e internacional de las librerías literarias.

El homenaje de hoy es para la librería argentina Libros del Pasaje, ubicada en el bonaerense barrio de Palermo, muy cerca de los lugares donde residió Jorge Luis Borges.
La librería, que nuestro editor Manuel Borrás ha tenido el placer de vistar personalmente hace apenas unos días, está situada en una casona típica de las primeras décadas del siglo XX, de la que mantiene su encanto particular gracias a un proyecto arquitectónico que ha conservado muchos elementos constructivos originales, como los suelos de madera o los techos de bovedilla, y ha incorporado nuevos detalles singulares, como las impactantes estanterías llenas de libros; son elementos que se integran y complementan bien los existentes, con un resultado que resulta muy armonioso y estéticamente muy acogedor y que despierta la curiosidad de cualquiera que pasee por el barrio y la entrevea a través de su escaparate.
Cuando Maria Oyhanarte, su dueña, abrió sus puertas, allá por el año 2004, no tenía muy definido el segmente de público al que iba a dirigirse: “No pensábamos en ningún público en particular. La idea era que fuese amplio y que, una vez abiertas las puertas, el público mismo fuera marcando la tendencia”, explica. Con el paso del tiempo, se fue marcando una tendencia entre los parroquianos que la frecuentaban: “Hoy el perfil está muy ligado con lo humanístico, un lector muy interesado en la literatura y el ensayo. Y también nos encontramos con un público de turistas muy importante”. La idea de que la librería tuviera además un bar estuvo desde el inicio. “Tuvimos siempre como referencia la Boutique del Libro de San Isidro, nuestra intención fue replicar ese modelo. La interrelación de los libros y la gastronomía fue la idea desde el inicio. Nos encanta esa convivencia y no podríamos imaginarlo de otra manera”, agrega Oyhanarte y asegura que en el bar los libros están disponibles para consultar: “Nada nos da más placer que ver a padres e hijos leyendo mientras disfrutan de un rico desayuno”.
Sin duda, hay que reconocer que en esta libería se han conjugado sabiamente los diferentes espacios que la conforman, y los distintos usos se relacionan íntimamente sin sobreponerse: hay un bar que ofrece almuerzos, un espacio para que los niños lean o jueguen a su antojo, una zona con mesitas típicas del “café de la esquina”, que incitan a las charlas, sillones para disfrutar de la lectura de manera más cómoda, una zona de venta de discos con excelente oferta musical, paredes coloridas donde se exhiben obras de arte y hasta una muro donde dejar mensajes o simplemente pasar un rato leyendo los que dejaron otros, entre ellos muchos de los numerosos escritores que frecuentan la librería.
Todo ello sin olvidar el elemento findamental, que es la oferta librera, ya que además de la variada variedad de actividades que la libería ofrece, en ella se esfuerzan por mantener un amplio catálogo pero con criterio, luchando por ejemplo contra “la veloz rotación del libro que es el peor enemigo de una librería, y tratamos de sostener nuestro criterio dando más tiempo en las mesas a los libros que realmente creemos que valen la pena, aunque no sean novedad”, declara Oyhanarte.

Desde aquí, nuestros mejores deseos para la librería Libros del Pasaje y para sus lectores.
Que tengáis buena lecturas…