Hoy, como cada lunes, volvemos a presentaros un ejemplo de librería que, por su labor, su oferta y sus criterios propios, constituye una excepción en el panorama nacional e internacional de las librerías literarias.
El homenaje de hoy es para la mallorquina librería Biblioteca de Babel, que abrió sus puertas en 2009 en un edificio rehabilitado de finales del siglo XIX, y que en sólo cuatro años y gracias a la fuerte apuesta de su propietario, José Luis Martínez, es ya un referente en las islas Baleares de esta nueva corriente de librerías que ofrecen a los lectores algo más que estanterías repletas de libros.
José Luis Martínez, un librero del que ya os hablamos anteriormente cuando homenajeamos la librería Literanta que fundó en 2005 con Antoni Sureda, en esta nueva aventura, y con un claro guiño a Borges, ha querido crear un espacio acogedor, “coqueto y de barrio” a la vez, donde junto a los libros se puede disfrutar de muchas más cosas: por ejemplo, es posible acudir a un concierto-homenaje a Brassens, paladear un vino húngaro mítico o un caldo mallorquín y celebrar el Carnaval con una fiesta en la que los clientes deben presentarse disfrazados de autores o personajes literarios “al estilo veneciano”, porque se trata “del gozo de leer y vivir”.
Al traspasar las puertas de la Biblioteca de Babel, nos reciben unos 25.000 libros de narrativa, ensayo y poesía, y botellas de vino, de más de 200 referencias distintas, y sus lectores, mallorquines letraheridos que comparten con el propietario la filosofía de disfrutar al máximo de lo mejor de la cultura, “y del placer de descubrir libros difíciles e imprescindibles.”
La Biblioteca de Babel cuenta además con una terraza, muy inusual en este tipo de establecimientos, que tiene un aire totalmente parisino, como la ideó su propietario inspirándose directamente en los míticos cafés de París, como el De Flore, el Deux Magots, Marly, de la Paix o Le Dauphine.
“A la gente le gusta comprarse libros y luego hojearlos tomando un café o un vino. Me apetecía darle un aire francés, de ahí que montara la pequeña terraza con un mobiliario similar al de los cafés de París”, comenta.
Su celo llega a tal punto que las típicas sillas, de plástico trenzado en dos colores, crema y verde, las mismas que las de los míticos cafés mencionados, las encontró tras largas pesquisas por medio mundo en España, concretamente en la zona de Levante, realizadas por un fabricante que exporta la casi totalidad de su producción directamente a los cafés parisinos.
Desde aquí, nuestros mejores deseos para la librería Biblioteca de Babel y para sus lectores.
Que tengáis buena lecturas…