Hoy, como cada lunes, volvemos a presentaros un ejemplo de librería que, por su labor, su oferta y sus criterios propios, constituye una excepción en el panorama nacional e internacional de las librerías literarias.
El homenaje de hoy es para la mexicana Profética, Casa de la Lectura de Puebla, un insólito proyecto que en julio celebrará su décimo aniversario y que constituye todo un referente cultural que aúna una librería, un biblioteca de uso público, una cafetería y un espacio para eventos culturales.
La Casa de la Lectura está ubicada en un antiguo edificio del siglo XVII, que hasta la mitad del siglo XIX había sido utilizado por la Iglesia como colegio de infantes que, durante el Virreinato, formó a los niños que cantaban en el coro de la Catedral de Puebla y que posteriormente pasó a manos privadas, hasta la década de los años cincuenta del pasado siglo, en que fue definitivamente abandonado. A partir de entonces y durante más de medio siglo, la casona fue sistemáticamente saqueada y destruida, ya que corrían rumores sobre la existencia de un tesoro y de noche, a escondidas, burlando la vigilancia policíaca, una y otra vez fueron levantados sus muros, pisos y cimientos, sin que apareciera el botín; aun así la afanosa búsqueda prosiguió después en los entresuelos, las vigas y el techado, en vano.
Por suerte algunos miembros del Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano, capitaneados por Ramón Pablo Loreto, supieron ver que el tesoro en realidad no estaba tan escondido y que el inmueble mismo era el tesoro.
La restauración tuvo lugar de 2001 a 2003 gracias al trabajo y la generosidad de los señores Elías y Nicanor M. Escalera y siguiendo las directrices del proyecto de recuperación arquitectónica realizado egregiamente por los arquitectos Gonzalo Gómez-Palacio y José Miguel Gutiérrez Sansano.
El inmueble tiene 400 metros cuadrados destinados a la librería, 600 a la biblioteca y 300 más para el patio y cafetería.
Al recinto no sólo acuden jóvenes estudiantes, también gente de la tercera edad, adultos, niños, amas de casa y profesionales.
“La idea es que el lugar se sostenga con el dinero que se obtenga de las ventas en la librería y cafetería”, explica José Luis Escalera, el fundador y uno de los actuales socios, quien asegura que el hecho de trabajar como una sociedad civil y como iniciativa privada les otorga libertad e independencia. Desde aquí, nuestros mejores deseos para Profética, Casa de la Lectura, y para sus lectores.
Que tengáis buena lecturas…