Hoy, como cada lunes, volvemos a presentaros un ejemplo de librería que, por su labor, su oferta y sus criterios propios, constituye una excepción en el panorama nacional e internacional de las librerías literarias.
El homenaje de hoy es para la librería de nombre borgiano, Eterna Cadencia, situada en Palermo Viejo, uno de los barrios más típicos de Buenos Aires.
Aunque tenga la atmósfera y el aire solariego de las librerías de antaño, en realidad es una apuesta cultural reciente, que su alma máter, Pablo Braun, lanzó a finales de 2005 y que, a pesar de sus pocos años de andadura, constituye ya una referencia en el panorama cultural argentino.
Instalada en una antigua casa reformada entre suelos de madera de caoba y hermosas lámparas de araña, es posible disfrutar en ella de un ambiente exquisito y cálido y de una amplia oferta de actividades culturales como talleres, presentaciones, tertulias, exposiciones de arte y de un restaurante, cafetería y lugar de relax donde dedicarse a la lectura de los libros.
“Quise hacer una librería que me gustara a mí”, declara Pablo Braun, “el local llama la atención porque está en Palermo Viejo, un barrio singular, en un lindo edificio.
Pienso mi librería como un poco más que una librería, por eso la creé con un bar, no para pasar y tomarse un café, sino para sentarse a debatir sobre libros. No es sólo un comercio a la calle. Por eso programamos cursos a lo largo del año, y hacemos charlas y entrevistas.”
En pocos años ya son numerosos los que frecuentan la librería que ya conocen y aprecian la fuerte apuesta que Pablo y su Eterna Cadencia está haciendo con una oferta de librería diferente: “Cuando pienso en los clientes de la librería pienso en clientes avanzados, en lectores de buena literatura. Cada vez más me gusta trabajar con los fondos de las editoriales y no con las novedades. Una o dos veces por año reviso todos los catálogos de las editoriales, que a veces son interminables, buscando cosas que me interesan para traer a la librería. Es un trabajo fino, muchas veces decepcionante, porque pedís 500 títulos y te responden que sólo les quedan 25. Ficción, filosofía, ensayos, crítica literaria son los sectores que priorizo”.
Su declarada y exitosa apuesta por los fondos editoriales puede servir como contrapeso para un sector agobiado por el ritmo que el mercado editorial ha tenido en la última década: “El ritmo de publicación de novedades me provoca un ahogo terrible, es una carga enorme. Sobre todo para una librería como ésta, que intenta trabajar mucho más con los catálogos que con las novedades. Hay veces en que llegan 100 títulos y 98 los mando a devolución directa. Lo cual es, además, un engorro terrible, porque hay que entrar todo el material en el sistema, y después darle salida, sin que haya estado a la venta. Mucho tiempo de trabajo y costo de personal para nada”.
La energía y la pasión de Pablo Braun es contagiosa, sus ideas claras. La visión de un mercado que desconocía casi por completo lo han llevado en menos de una década a crear una librería de referencia, una editorial independiente con el mismo nombre y todo un Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires, que ya va por la sexta edición.
Desde aquí, nuestros mejores deseos para la librería Eterna Cadencia y para sus lectores.
Que tengáis buena lecturas…