Hoy, como cada lunes, volvemos a presentaros un ejemplo de librería que, por su labor, su oferta y sus criterios propios, constituye una excepción en el panorama nacional e internacional de las librerías literarias.
El homenaje de hoy es para la guatemalteca librería Sophos, fundada por Philippe Hunziker a fines de los años noventa como pequeño negocio familiar.
Durante años, la librería ha ido ganando tanto en respeto y fidelidad de su clientes lectores, como en la necesidad de espacio para el almacenaje de los libros. De tal manera que en 2008 se hizo necesaria su ampliación y traslado a la sede que ocupa en la actualidad, donde resulta más cómoda la oferta de los miles de títulos que gestionan.
Aunque su nueva sede cuente con más de ochocientos metros cuadrados de superficie, el espíritu que anima Sophos sigue siendo, como el mismo Hunziker indica, el de una librería de barrio de cálida atmósfera.
Además de su oferta de libros de editoriales internacionales y centroamericanas, se propone una variada agenda cultural a partir de numerosas actividades junto con una oferta gastronómica que los sibaritas no desdeñarían y que es posible degustar en las diferentes terrazas de la tienda.
Quienes conozcan la antigua Sophos, verán que en esta nueva sede se da mucha más importancia a la identificación de cada sección, haciéndose sobre todo hincapié en la identificación de la procedencia de los libros, que ahora resultan mucho más fáciles de encontrar, así como de sus autores o de las distintas editoriales.
Por nuestra parte, creemos que ha sido todo un acierto que en esta nueva sede se haya logrado replicar aquella atmósfera de confianza que hizo de Sophos un punto de encuentro donde reunirse con amigos o tomarse un descanso del ajetreo cotidiano, rodeados de buenos libros y personas con intereses comunes.
Desde aquí, nuestros mejores deseos para la librería Sophos y sus lectores.
Que tengáis buena lecturas…