María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904 – Madrid, 1991) estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, donde fue profesora auxiliar en la cátedra de Historia de la Filosofía desde 1931 hasta 1935.
Miembro central en las tertulias de la Revista de Occidente, fue crucial en la revista junto a Ortega y Gasset y José Antonio Maravall, entre muchos otros.
Entre sus obras fundamentales destacan: El pensamiento vivo de Séneca (1941), Hacia un saber sobre el alma (1950), El hombre y lo divino (1955), España, sueño y verdad (1965), La tumba de Antígona (1967).
A su vuelta a España tras el largo exilio, fue reconocida su labor filosófica con amplitud a lo largo del último cuarto del siglo XX: la Universidad de Málaga acordó su nombramiento como Doctora Honoris Causa en 1982; recibió el Premio Príncipe de Asturias en 1981, y el Premio Miguel de Cervantes en 1988.