Por Soren Peñalver, en La Opinión, Murcia.

Conocí a José Luis cuando era un veinteañero y, por cuestiones de trabajo, vino a Murcia. Coincidimos en la relación de amistad conuna extraña familia uniparental de inclinación esotéricae inteligentes miembros, entre los cuales había una bella muchacha, ya desaparecida,de la que él se enamoró. Pasamos muchas noches juntos, incrédulos en ese ambiente, por estar cerca de nuestros favoritos. Pasamos muchas más noches deambulando por bares tardíos y calles solitarias, hablando sobre todo de literatura, bebiendo aquí y allí (sobre todo él, aunque siempre conservando la lucidez). Ver reseña completa aquí