Por Juan Arnau, Levante, Posdata.
¿Quién eres? El hijo de un relojero de Ginebra. Un tipo singular. Puedes ser bueno, generoso y sublime, también despreciable y vil. ¿Qué hombre no ha sido ambas cosas? Pero en el péndulo de las pasiones, el arco de tu oscilación supera cualquier otro. Cantas como nadie tus dignidades y tus miserias. Te elevas a las alturas con la misma presteza con la que te precipitas en el cieno. Y el primer sorprendido eres tú. Por eso has hecho deti el enigma del mundo, el objeto exclusivo de estudio, el personaje único de tus novelas, la singularidad perfecta. Transmutas las amargas necesidades en decisiones premeditadas. Y no sólo las tuyas, también las de tus enemigos. Tus recelos lindan con tus desvaríos: eres objeto de una conspiración internacional…